Hay momentos en la vida que te paras a pensar en tus primeras colonias como niño/a. Piensas en todo lo que tuviste la oportunidad de compartir con otros niños y niñas, con tus monitores y monitoras; piensas en cómo era aquella casa de colonias, sus espacios, la camilla ... Cierras los ojos y recuerdas como esa semana te cambió la vida.
Somos muchos los privilegiados para quienes las colonias forman parte del imaginario y, al mismo tiempo, somos afortunados porque aquel hecho puntual, reiterativo los años posteriores, configuró nuestra manera de entender la vida, encaminó nuestras vocaciones profesionales o, simplemente, nos hizo reflexionar sobre qué modelo de sociedad queríamos.
Las colonias son un espacio imprescindible en la vida del niño/a. Por ello, hay que poner la mirada en aquellos niños y niñas que se encuentran en situación de riesgo social y que, en ocasiones, no tienen garantizada la participación.
Es necesario que las administraciones públicas y privadas trabajemos para democratizar el acceso a las actividades de ocio, sin condiciones y sin barreras, económicas, físicas o sociales. Debemos recordar que las colonias hacen una contribución educativa y social que se puede resumir en tres ejes vertebradores:
Por un momento, piensa en todo lo que podemos hacer para conseguir que lo que tú viviste hace años o décadas ahora puedan disfrutarlo nuestros niños. El presente es el mejor momento para convertirlos en los auténticos protagonistas.
Felipe Campos es director general de l'Associació Educativa Itaca.