Fabian Mohedano defiende que "hay que impulsar unos horarios sostenibles y beneficiosos para las instituciones, las empresas y la ciudadanía" y da algunos consejos de cómo las casas de colonias también se pueden adaptar a unos horarios de la nueva sociedad del conocimiento.

Cataluña organiza en unos horarios que corresponden a la época de la sociedad industrial, agravados por transformaciones sobre la organización social del tiempo sufridas por el crecimiento económico durante el franquismo. Esta situación deriva en serios obstáculos para la competitividad y la producción empresarial, en el aumento de riesgos psicosociales de las personas trabajadoras, en el mantenimiento de la desigualdad de las mujeres, en los problemas de salud derivados de la falta de sueño en adultos y niños/as, en la falta de tiempo personal y en una disminución del bienestar de la sociedad en general.

En Europa, hace algunas décadas que comenzó la sustitución del modelo horario tradicional por otro de adaptado a las necesidades de igualdad y productividad de la ciudadanía, y varios estudios de Eurostat (oficina estadística de la Unión Europea) muestran que están avanzando en el buen camino, aunque hay diferencias entre países según los modelos adoptados. En nuestro país, el debate apenas se inicia hace unos años y ahora parece que emerge en un contexto de crisis en que hay que encontrar fórmulas de optimización de los recursos escasos. En este contexto es en el que se ha puesto en marcha la Iniciativa para la Reforma horaria. El objetivo fundamental es impulsar unos horarios sostenibles y beneficiosos para las instituciones, las empresas y la ciudadanía. Hay, en definitiva, pasar de unos horarios propios de la era industrial a unos que se adapten a las necesidades de la nueva sociedad del conocimiento.

Además, Cataluña se encuentra en un contexto de rápidas transformaciones sociales, económicas y políticas ocasionadas por el cambio de época en la que nos encontramos. La creatividad y la innovación que ha llevado esta pequeña revolución hace que la reforma horaria sea más viable y más al alcance de la conciencia de cada uno de los individuos y de las organizaciones que lo han de protagonizar. El miedo al cambio y las resistencias se pueden ver reducidas si se canaliza en el marco del anhelo mayoritario de cambio.

El país requiere de nuevas estructuras que permitan principalmente hacer que la ciudadanía mejore la calidad de vida, por eso se hace del todo imprescindible tener en cuenta el factor tiempo. Los expertos que se agrupan en la Iniciativa para la Reforma horaria creen que debe ser una variable relevante en la búsqueda de equidad y de bienestar ante el desafío de la crisis económica devastadora. Necesitamos nuevos vectores que nos permitan reconstruir la economía productiva y la política pública.

El Momento Zero se acerca y a nadie se le escapa que reformar los horarios con el fin de adaptarlos a unos más humanos es una gran oportunidad. Este próximo año será clave para la definición de las bases que nos devuelvan a la organización del tiempo de vida cotidiana que habíamos tenido siempre, con excepción de los últimos cincuenta años, sobre todo en las ciudades y, en menor medida, en ambientes rurales.

La coincidencia entre expertos y Gobierno de la Generalidad de Cataluña es total en que hay que deshacerse de la rémora que representan los horarios actuales que tienen su origen en el "desarrollismo" franquista. En casi toda Europa, el horario laboral es de 9 a 5 h, parando un máximo de una hora para comer a mitad de la jornada. En España -y por tanto en Cataluña-, sin embargo, es habitual que los trabajadores paren dos horas para comer y que sus jornadas se alarguen hasta las 7 o las 8 de la tarde. Esta jornada poco compactada provoca cena a partir de las 9 h en los mejores de los casos, dificulta el tiempo de cuidado de niños y personas mayores, debilita la participación cívica y comunitaria, imposibilita el consumo de cultura y por supuesto, baja la eficiencia de las organizaciones. El prime time se acomoda a horarios que hacen reducir las horas de sueño. En definitiva, se solapa el tiempo personal y el tiempo de descanso. Además, los horarios que tenemos no tienen su origen en el clima, esto es un mito que se desmonta viajando a Portugal, Marruecos, Italia o Grecia y comprobando que todos ellos también cenan a las 7 h de la tarde. Y que tampoco es un horario de toda la vida ya que en las antiguas colonias españolas también tienen uno más racional.

7 consejos prácticos para las casas de colonias para llegar al Momento Cero:

1. Avanzar la comida a las 12:30-13:30 h y la cena a las 19:30-20:30 h.
2. Asegurar que a las 00.00 h se garantiza el respeto al silencio para el tiempo de descanso.
3. Modificar el desayuno, para que sea más fuerte de lo que se acostumbra a ofrecer actualmente, entre las 8.00 y las 9.30 h.
4. Promover un respeto absoluto a la puntualidad y una cultura horaria que respete la organización de las personas trabajadoras y de entidades y personas usuarias.
5. Sensibilizar las personas implicadas sobre la importancia de una convivencia que tienda a ser eficiente y respetuosa con el tiempo cotidiano.
6. Sistematizar la comunicación interna, en cuanto a los canales existentes, los destinatarios y su formalidad.
7. Desarrollar competencias entre las personas responsables en las casas de colonias que permita gestionar el equipo para mejorar su productividad.

Fabian Mohedano es trabajólogo y emprendedor social. Promotor de la Iniciativa para la Reforma Horaria.

Quizás te interese: Especial revista "Ocio": Experiencias de ocio, una fuente de aprendizaje.

Aquesta pàgina web utilitza cookies pròpies i de tercers per millorar els serveis i analitzar els hàbits de navegació, en cap cas per a finalitats publicitàries. Si segueix navegant entendrem que n'accepta el seu ús. Més informació | Accepto les galetes