La playa no es sólo aquel lugar al que se va durante el verano para jugar a palas o tostarse al sol: constituye un marco inmejorable para aprender a estimar la mar y todo lo que le rodea.

Las escuelas de mar organizan un montón de actividades para que niños, niñas y adolescentes conozcan y respeten la costa catalana, la biodiversidad del fondo marino o el trabajo de los pescadores y pescadoras, al mismo tiempo que viven experiencias nuevas y enriquecedoras con sus compañeros y compañeras.

Las escuelas de mar tienen un objetivo claro: que los niños y las niñas descubran que la playa está llena de vida, algo más que un lugar donde ir a pasar unos días de vacaciones. Se trata de fomentar el descubrimiento y el respeto del entorno marino, disfrutando de actividades lúdico-didácticas y conviviendo con intensidad con los compañeros y compañeras de estancia y con maestros, maestras, monitores y monitoras. Durante estos días, los más pequeños conocen la morfología de nuestras costas y la diversidad biológica del mar Mediterráneo, y asimilan actitudes más ecológicas, de respeto hacia al mar. A menudo descubren una forma de vida totalmente desconocida para ellos y ellas: la de los pueblos de pescadores -tan lejanos, física o socialmente, los niños y las niñas de las grandes ciudades o de los que viven en pueblos y ciudades del interior-, con sus métodos de pesca tradicional y sostenible.

Durante la estancia en una escuela de mar, los jóvenes toman conciencia de los problemas que dificultan la buena conservación del Mediterráneo, como la ocupación desatada del litoral, la contaminación, la sobrepesca o la introducción de especies invasoras. Ven las diferencias entre una costa masificada por el turismo, los pueblos tradicionales de pescadores y la costa virgen, la condición agreste de la que no ha favorecido la proliferación de grandes bloques de apartamentos turísticos.

Las escuelas de mar, ubicadas muy cerca de la playa, son un lugar inmejorable para acceder al medio marino, para descubrir y vivir al mar. Las casas ofrecen a los centros educativos una serie de actividades, que se pueden desarrollar en forma de convivencias de dos a cinco días o como salidas de una sola jornada, y los contenidos de las cuales están adaptados a las edades de los niños y las niñas. Se hacen para todos los niveles, desde la educación infantil hasta la secundaria. Algunas casas, de hecho, ofrecen la posibilidad de trabajar un crédito de síntesis. De algunas de las actividades también se puede disfrutar durante las estancias familiares.

De la playa en el puerto
El ACCAC cuenta con varias escuelas de mar y otras instalaciones que realizan actividades relacionadas con la costa y el medio marino entendido como medio natural, social y lúdico. En la playa, por ejemplo, se realizan actividades para explorarlas, buscar muestras de fauna y flora marina, y conocer del movimiento de las dunas o el impacto humano a través de su entorno.

Las escuelas de mar dedican una especial atención a los puertos, donde organizan actividades participativas mediante las cuales los niños y las niñas aprenden cosas sobre los diferentes artes de pesca, las barcas y los barcos, o los utensilios que los pescador utilizan. En el palco, ven los pescadores/as y los pescaderos/as en acción, y conocen una parte más del trayecto que siguen los peces desde que salen del agua hasta que llegan a la mesa. La visita al puerto permite a los jóvenes conocer algunas curiosidades, como el vocabulario específico de los pescadores, y también nuevas problemáticas, como las que afectan a la gente de mar. La visita se puede complementar con un paseo en barco con vistas al fondo, para descubrir la biodiversidad marina, o la visita a un barco anclado en el suelo, para aprender algunos conceptos de navegación y los elementos que forman una embarcación.

Algunas casas disponen de acuarios, que permiten la observación y el estudio de diferentes animales marinos mediante el contacto directo. Los niños y las niñas conocen las características de los crustáceos, las algas y los peces a través de breves explicaciones. Es una actividad muy atractiva y que permite ver en directo -e incluso tocar! - algunos de los seres marinos que los niños y niñas ya han visto en clase pero sólo en fotografías o dibujos.

El número de talleres y actividades organizados por las escuelas de mar son numerosos y van desde los castillos de arena hasta las gincanas ambientadas en el mundo de la piratería, pasando por las clásicas manualidades (cuadros y medallones de conchas, estampación marina, elaboración de maquetas de las construcciones que se pueden encontrar en el litoral ...). Uno muy popular es el de nudos marineros, donde los niños y las niñas aprenden a hacerlos y también su utilidad.

En algunos lugares, las colonias de mar se complementan con la visita a museos u otros equipamientos dedicados al mar y ubicados en las poblaciones cercanas, como puertos deportivos, faros, mercados ... En Vilanova y la Geltrú, por ejemplo, tienen el Museo de las curiosidades marineras.
Desde la vertiente más lúdica, algunas escuelas de mar ofrecen la posibilidad de practicar diferentes deportes náuticos -de forma relajada, eso sí! -, como la vela, el kayak o el catamarán. Las actividades se llevan a cabo con monitores profesionales y permiten a los jóvenes disfrutar de la navegación y de la sensación de tripular una embarcación.

Quien se anime a ir a una escuela de mar ya sabe que en la mochila hay que llevar, además de lo que se acostumbra a llevar a unas colonias convencionales, el bañador y las chanclas de playa, la toalla de baño y, sobre todo, la protección solar y la crema hidratante!

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