Empieza la temporada de colonias escolares en que los alumnos aprenderán con metodologías vivenciales y participativas, que tienen en cuenta la experiencia personal de los niños, su entorno y sus necesidades.

26/03/2019

Durant l'etapa escolar, els infants viuen moltes experiències i, atesa la importància de la seva gestió, molts dels centres opten per activitats que ajudin l'alumne a manifestar el que sent, a comprendre i a empatitzar amb els companys. Així doncs, l’educació emocional s'està convertint en una eina fonamental en tots els àmbits de l'ensenyament. No només ajuda al fet que els nens i nenes es coneguin millor a sí mateixos, sinó també a comprendre més i millor als altres. En aquest àmbit, l’educació en el lleure pot ser la gran aliada per millorar les competències emocionals amb eines pedagògiques actives: sentir i viure les experiències, l’esforç, la convivència amb el grup, la resiliència, la tolerància o l’afecte per les persones són algunes de les qüestions que es posaran en joc.
 
Este aprendizaje se presta a adquirirse especialmente en entornos educativos del ocio, como en las colonias que vivirán miles de alumnos catalanes, puesto que las actividades se desarrollan en un tiempo privilegiado para experimentar emociones y en que se pueden encontrar referentes, espacios de intercambio, de contraste y de asimilación. Seguramente las salidas escolares, fuera del entorno habitual y lejos de la familia, despertarán sentimientos diferentes en los niños y niñas y los ofrecerán condiciones óptimas para explorarse y cuestionarse. A través de las diferentes propuestas educativas, pero también con la vivencia de las pequeñas acciones cotidianas que solo se pueden dar en una actividad de 24 horas, practicarán y desarrollarán la conciencia emocional y la expresión abierta de lo qué sienten. Así, podrán interpretar la influencia sobre las conductas propias y de los otros en un espacio de confianza que potencia el feedback entre grupo, la autonomía y la resolución positiva de posibles conflictos.
 
Durante las estancias escolares se crearán vínculos con diferentes dinámicas y a través de una comunicación abierta y de confianza, que permitirán practicar las competencias emocionales y a poner nombre a los sentimientos. Un ejemplo excelente para trabajarlas es la música puesto que cuando el grupo canta o baila despiertan las emociones y las dejan fluir. El centro de interés es otra de las herramientas que se utilizan a las colonias para hacer actividades más participativas y vividas. Permite que los niños y niñas se identifiquen con los personajes, genera vínculos emocionales y es un buen recurso para que canalicen las emociones.
 
Las colonias también pueden dar oportunidades únicas como tener cura de los animales de la granja. Haciendo una gincana, bajando en tirolina o alimentando las gallinas pueden mejorar el estado de ánimo y trabajar la empatía, la autosuperación, las capacidades sociales y de comunicación. Las convivencias también fomentan el aprendizaje a través del juego con lo que se facilita la interacción y la expresión libre de los sentimientos. Da la oportunidad óptima por risa, fomentar el sentido del humor y las emociones positivas. Así, los niños pueden transformar aquello que han vivido y lo pueden adoptar en su día a día. Por ejemplo, pueden probar de ponerse en la piel del otro y aprender a empatitzar o a cooperar.
 

Pero las colonias no solo proporcionan al grupo experiencias intensas y saludables sino que también invitan a la reflexión crítica. Son una buena oportunidad para enseñar a traducir las sensaciones y las emociones en reflexiones y, así, ayudar en el proceso de interiorización y de crecimiento personal. Es precisamente esta dimensión de reflexión crítica y personal la que diferencia las otras ofertas de ocio menos educativas. En definitiva, las estancias escolares crean contextos idóneos de crecimiento y desarrollo personal y social para los alumnos con experiencias reales de la vida. De este modo, se consiguen practicar estas competencias clave en otros contextos diferentes a los habituales. Así, familia, escuela y tiempo de ocio educativo se complementan y se enriquecen mutuamente.


Las competencias emocionales en la infancia
 

El momento clave para iniciar el desarrollo sistemático de las competencias emocionales es en la infancia, cuando se asientan las bases del crecimiento y el aprendizaje. Es necesario enseñar a los niños y niñas a conectar consigo mismos porque puedan identificar como se sienten y comprender que esto afecta su comportamiento. La escuela es un pilar básico para el crecimiento de los niños y, a pesar de que tradicionalmente ha priorizado los aprendizajes cognitivos, la educación cada vez se orienta más al pleno desarrollo de la personalidad del alumno. Diferentes motivos justifican abordar y trabajar la dimensión emocional en los centros educativos y en todas las etapas, y más aún en las obligatorias.

En diversos informes, la Unesco considera que entre los cuatro pilares que constituyen las bases de la educación se encuentra: “aprender a ser”, para desarrollar positivamente la personalidad en toda su riqueza y “aprender a vivir juntos”, lo cual significa establecer relaciones interpersonales útiles. También afirma que la educación emocional es un complemento indispensable en el desarrollo cognitivo y una herramienta fundamental de prevención de muchos problemas personales. La importancia de las habilidades emocionales y sociales también queda reflejada en los currículums de competencias básicas fijado por el Departament d’Ensenyament. Por eso, cada vez más centros buscan que el progreso cognitivo vaya de la mano del emocional.


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