Associació de Cases de Colònies i Albergs de Catalunya
Las colonias son una buena oportunidad para que los niños y jóvenes descubran un entorno diferente al habitual. Las actividades en la naturaleza les proporcionan conocimiento y diversión a través del contacto con el medio ambiente. Por ello representan una fuente de riqueza que les permite ampliar la visión del mundo y desarrollar la conciencia ecológica a través de la educación para la sostenibilidad. Contacto con la naturaleza, aprender a través de la experiencia o conocer maneras saludables de destinar el tiempo libre. Estos son sólo algunos de los valores que ofrecen las colonias, que muchas escuelas aprecian y por eso las incluyen en su Proyecto Educativo de Centro. Las estancias escolares presentan una serie de ventajas para educar, la mayoría ligadas con el hecho de que la transmisión de conocimientos se produce de manera más vivencial (mirando, escuchando, palpando directamente).
El medio en que se desarrollan las colonias es una fuente inagotable de conocimiento y de recursos para aprender. El ámbito rural de las casas de colonias, rodeadas de paisaje y fauna, favorece este contexto para el aprendizaje de las competencias básicas a partir de la experiencia. La escuela y las colonias son, pues, escenarios complementarios en la acción educativa en el medio natural.
Así, las convivencias deben ser vistas como actividades que tienen sentido dentro del proceso de enseñanza, es decir, además de la vertiente lúdica, tienen también una finalidad didáctica. Se puede elegir entre mar o montaña, el huerto o la granja pero sea cual sea la elección, el entorno natural de las casas de colonias ofrece múltiples posibilidades a los maestros para complementar el aprendizaje de los alumnos en el aula sobre el medio ambiente con metodologías como la exploración, la observación y la experimentación.
La educación ambiental en las colonias
La educación para la sostenibilidad y las colonias persiguen objetivos comunes: que los niños y jóvenes aprendan a conocer, a hacer, a ser y a convivir. A través de las experiencias en las que participarán, los alumnos aprenderán las competencias necesarias para comprender la situación medioambiental y los retos que se plantean para la supervivencia del ecosistema. En este sentido, el trabajo de campo que permiten las colonias es seguramente una de las metodologías más eficaces para que los alumnos descubran el entorno natural con un aprendizaje directo.
Ya sea conociendo y tocando los animales de la granja, aprendiendo a cultivar el huerto o descubriendo las plantas y árboles del bosque, los alumnos responderán sus preguntas como si se tratara de un juego. Así pues, desarrollarán una actitud analítica con la naturaleza, crítica ante los problemas ambientales y además, se promoverá el respeto y la conservación del patrimonio natural. Para que este aprendizaje sea más efectivo, en clase se puede hacer un trabajo previo y posterior sobre el que se trabajará o ya se ha aprendido en las colonias.
Las más de 90 instalaciones juveniles del ACCAC están situadas en espacios privilegiados para disfrutar de unas colonias en plena naturaleza. Además, disponen de una amplia oferta de actividades de educación medioambiental para escuelas, institutos y entidades de ocio. Monitores especializados diseñan los programas pedagógicos para conocer el ecosistema y concienciarse de la importancia del medio ambiente.
Para que los niños y jóvenes descubran los fenómenos de la naturaleza hay actividades sobre meteorología que, a través de la geología, la observación de los astros o con juegos sobre el agua y el viento abordan la problemática del cambio climático. Para despertar el interés por el entorno natural, también existe la opción de hacer un itinerario guiado para descubrir las variedades de la flora así como aprender a identificar la fauna a partir de sus rastros. A través de las excursiones, los niños y jóvenes aprenderán a observar la naturaleza y utilizar prismáticos y guías de campo.
Conocer los oficios y tradiciones del mundo rural da la oportunidad a los niños de cultivar un huerto, de conocer de donde proceden muchos de los alimentos que comemos y de elaborar productos alimenticios artesanales. Además, también hay talleres de reciclaje y sobre energías renovables que les hace reflexionar sobre la sostenibilidad del planeta y las consecuencias de sus acciones diarias. Los entornos naturales de las casas de colonias también permiten estar en contacto directo con los animales. En la granja podrán aprender a cuidar el ganado, en el bosque, observarán los pájaros y en la playa, podrán conocer de cerca el ecosistema marino.
Cuando llega el otoño es tiempo de vendimia. Una buena oportunidad para que los alumnos conozcan los viñedos, la uva y el proceso de elaboración del vino. Noviembre y diciembre también son los meses en los que los agricultores realizan la cosecha de las aceitunas. Las escuelas tienen la ocasión de participar y ver las demostraciones de las técnicas para hacer el aceite de forma artesanal. Otra actividad que que garantiza el éxito es la apicultura, con el que los niños descubren el sistema de la producción de la miel y la cera con los enjambres de abejas.
Pero las opciones no acaban aquí: astronomía, vulcanismo, escuelas de mar,... Hay actividades para todos los gustos, que se adaptan a los currículos de las distintas etapas educativas, desde los más pequeños hasta los jóvenes. También es habitual ver estudiantes de ESO que realizan el crédito de síntesis poniendo en práctica los conocimientos que han aprendido con actividades interdisciplinarias. Se trata, en definitiva, de mostrar el medio ambiente de una manera experimental e interactiva, para que los alumnos, mediante pautas y del trabajo de campo, logren dar respuesta a sus inquietudes y desarrollen la conciencia ecológica.