"Las colonias aprovechan el potencial educativo de la colectividad", afirma el doctor Pere Soler, quien destacta que "el producto de la actividad no es lo más importante, sino todo lo que ha pasado y como ha sucedido durante el tiempo que ha compartido ".

Algunas de las modalidades de educación en el tiempo libre ya hace más de un siglo que se organizan, aunque muchas quedaron paradas o decapitadas durante los años de dictadura franquista. Con la transición democrática se rehicieron y se multiplicaron tomando una importante función educativa y social por encima de la sanitaria y asistencial que había predominado en gran parte de estas iniciativas en sus orígenes. Hoy, cuarenta años después de esta reanudación durante la transición, la educación en el tiempo libre sigue teniendo pleno sentido y su finalidad educativa y social sigue siendo necesaria, aunque a veces no es suficientemente reconocida ni valorada.

En una sociedad compleja como la nuestra y con cambio constante, cada vez más acelerado, necesita espacios y momentos al margen de la productividad y la competitividad donde la libre expresión y el disfrute sean los objetivos principales. La educación en el tiempo libre se convierte en un escenario idóneo en este sentido. Buena parte de sus servicios y programas están pensados ​​justamente para dar valor al proceso que se vive y en la forma en que se comparte este tiempo. El producto de la actividad no es lo más importante, sino todo lo que ha pasado y como ha sucedido durante el tiempo que se ha compartido.

También es bueno reconocer la necesidad que tenemos de encontrar fórmulas y servicios que permitan conciliar el ritmo de la vida laboral con el tiempo escolar de los niños y niñas y las necesidades de la familia. Cualquier fórmula que ponga en juego el tiempo de los niños y niñas con el tiempo del resto de la familia es un aporte para considerar. Ante este reto, la educación en el ocio ha sabido ofrecer propuestas interesantes y ha pensado también en estancias para toda la familia en casas de colonias, un marco excelente y saludable para el paro y la vivencia conjunta.

La globalización en todos los ámbitos y dimensiones de nuestra vida necesita de acciones que nos ayuden a valorar justamente la identidad local y la vida sociocultural del entorno más próximo. Las iniciativas que trabajan y hacen propuestas en esta dirección deben ser tenidas en cuenta. También hoy son un reto el desequilibrio medioambiental y socioeconómico que soporta nuestro planeta. Por este motivo son fundamentales -y debemos valorar justamente- los programas que se formulen desde la cultura de la sostenibilidad y con una voluntad educativa ante el consumismo compulsivo y desenfrenado del modelo capitalista predominante. Las colonias y la mayoría de servicios de educación en el ocio inciden en este reto ambicioso.

Estas son sólo algunas de las razones que actualmente pueden explicar el sentido y la función de muchas de las actividades de educación en el tiempo libre, entre las que se encuentran las colonias. Ya sean colonias escolares, como de vacaciones o con la familia. Cada una puede tener sus matices y especificidades, pero globalmente se trata de propuestas que aprovechan el potencial educativo de la colectividad, a menudo están arraigadas en un entorno ambiental (ya sea rural o urbano) que deviene también como un agente educativo más. De este modo el entorno se considera, valora y trabaja tanto para el estudio, como por su aprovechamiento a través de los "productos de la tierra". Hoy diríamos que además ofrecen "productos de proximidad".

El conjunto de estos elementos dan sentido a las colonias actuales y en general a muchas de las propuestas de educación en el ocio justamente porque se trata de un marco que implícitamente invita al aprendizaje de hábitos y la autonomía a través del grupo y al mismo tiempo se convierte en un espacio de motivación para afrontar y alcanzar nuevos retos y descubrimientos. De hecho, nunca como hoy había habido tantas y tan diferentes ofertas y posibilidades en el tiempo libre, lo que significa que el valor de los datos de antes, cuando las entidades de educación en el tiempo libre eran una de las pocas ofertas existentes, es muy diferente del valor que tienen hoy las cifras actuales, con la multitud de ofertas e intereses que confluyen en este sector. Hoy hay más formación, equipamientos y recursos para la educación en el tiempo libre que nunca, pero la complejidad en el trabajo educativo también es mucho mayor. Este hecho exige una mayor responsabilidad en la educación, pero a la vez, también, es un estímulo mayor.

Desde la educación en el tiempo libre hay que seguir trabajando para hacer del tiempo libre un tiempo para la creación, la recreación y el disfrute personal y colectivo a partir de experiencias motivadoras y enriquecedoras. Estoy convencido de que el trabajo que se hace desde este ámbito tiene todavía mucho recorrido y que puede seguir siendo un marco idóneo y especial para determinadas propuestas educativas.

Pere Soler Maso es doctor en Pedagogía y miembro del Grup de Recerca en Polítiques, Programes i Serveis Educatius i Socioculturals (GRES) de l'Institut de Recerca Educativa - UdG.

 

 

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