30/03/2020
Desde las casas de colonias y albergues, la situación originada por el coronavirus es, quizás, sensiblemente diferente a otros sectores. Y lo es porque la ausencia de niños y niñas en nuestras instalaciones impone un silencio aterrador.
Las instalaciones juveniles, espacios para compartir y convivir, somos ahora espacios vacíos. Vacíos de experiencias, vacíos de ilusiones y vacíos, sobre todo, del calor humano. Pero también, somos siempre testigos de todo tipo de vivencias, recuerdos y sensaciones que los niños guardan para siempre.
Probablemente, buena parte de aquellos niños que hemos visto pasar con sus escuelas, caus, esplais y con tantas otras entidades, haciendo de este ocio educativo un espacio de aprendizaje imprescindible, están, seguro, dando ahora su apoyo a todo el mundo, ya sea como personal sanitario, servicios de emergencia o participando en cualquier iniciativa solidaria para paliar esta crisis. Altruismo y solidaridad en estado puro y en su máxima expresión.
Es evidente que no sólo las instalaciones juveniles somos depositarias de este espíritu, pero es cierto que nos sentimos parte importante de estos espacios donde se catalizan unos valores que en nuestro país son tan presentes y que nos nutre de un tejido asociativo que ahora y hoy, se materializa en esta respuesta social, que es tan necesaria.
Seguro que después de esta sacudida seguiremos tejiendo, más que nunca, este espíritu social que nos caracteriza. Las instalaciones juveniles queremos continuar, con más fuerza que nunca, comprometidos con la educación en el ocio y en valores, que serán la base del cambio social que esta crisis nos invita a iniciar. Hagámoslo?